“Emoción” proviene del latín “emovere”, de “ex-movere”: “mover hacia el exterior”.
Las emociones nos sirven para movernos, son la energía que necesitamos para poder iniciar, concretar, acelerar, consolidar y cerrar los cambios que nos propone la vida. Negarlas es la manera más sencilla de convertirnos en incapaces de movernos por nosotros mismos, por eso la danza es una manera excelente de conectar con la emoción y darle expresión.
Emovere es una propuesta de trabajo psico-corporal a través de la danza, el movimiento consciente, la música, la expresión y la meditación.
El fundamento de este trabajo es el movimiento de la energía vital. Y lo que fluye por dentro se refleja por fuera.
Ya es de sobra reconocido que los bloqueos y aspectos más rígidos de nuestra personalidad quedan reflejados en nuestro cuerpo, por lo que recuperar la fluidez en el movimiento permite a su vez que estos cambios se reflejen en nuestra manera de sentir, de pensar y de relacionarnos.
Estos son algunos de los beneficios observados:
Aumenta la vitalidad.
Ayuda a soltar tensiones y a desinhibirse, mejorando la autoestima.
Libera las emociones retenidas en el cuerpo.
La mente se aquieta.
Al adoptar nuevos patrones de movimiento ganamos flexibilidad, en la danza y en la vida.
Aumenta el contacto con nosotros mismos y con los demás.
Fomenta el aspecto lúdico por lo que nos re-conecta con la diversión y el gozo.
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